jueves, 22 de julio de 2010

los ninjas regresan en verano

Bien es sabido que en verano, debido al aumento de las temperaturas, los materiales se dilatan. Muchos dirán que ésto no és del todo cierto, hay materiales que no se dilatan, pero es mentira. Todo se dilata, se expande, se hace más grande. Todo. No sólo lo material, lo tangible, también se dilata la perruna, la siesta, las comidas de los domingos, y lo que más: los precios. Curiosamente éstos últimos tienen una tabla propia de dilatación, van a su bola, porque no tienen puntos de referencia con las cosas que representan. ¿Complicado de entender? que va, que va. Ahí va el primer ejemplo: la inmortal caña de cerveza permanece en su estado natural, el vaso de caña de toda la vida, pero su precio se ha dilatado en, como mínimo, un euro más. Los cubatas pasan de 3,50 euros a 4,50 o 5,50 y más, vamos, lo que te quieran cobrar. ¿Por qué? Porque estamos ya en verano ¿...? Cualquiera diría que te sirven entre festejos y lisonjas dignos de un rey, pero el vaso es el mismo si tienes suerte, en algunos sitios el vaso mengua de tamaño inexplicablemente. Las botellas de licor tienen mutaciones extrañas. Lo de primeras marcas pasa de ser marcas de primera línea a las primeras que pillo en el súper, oséase garrafón de confianza, de ése que por dos cubatas tienes una resaca que te dura toda la semana. En muchos bares la tapita que te sacan con la cerveza migra a tierras más frías.
Los cafés también sufren ésta ola de calor, te los cobran al mismo precio que si te lo trajera Juan Valdés en persona. Después de la ingestión y "disfrute" de ya sea refrescos, cervezas, cubatas... (otro dia hablaré de la sangría, que merece una entrada para ella sola), aparece un ninja con delantal que no se corta lo más mínimo en sacar la katana y darte un mandoble de la oreja al tobillo.
Luego se quejan de que hay botellón.

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