viernes, 4 de febrero de 2011

Corsarios de Sinde

Corsarios: era el nombre que se concedía a los navegantes que, en virtud del permiso concedido por un gobierno en una carta de marca o patente de corso, capturaban y saqueaban el tráfico mercante de las naciones enemigas de ese gobierno.
Patente de corso:
era un documento entregado por los monarcas de las naciones o los alcaldes de las cuidades en su caso las corporaciones municipales) por el cual su propietario tenía permiso de la autoridad para atacar barcos y poblaciones de naciones enemigas. De esta forma el propietario se convertía en parte de la marina del país o la ciudad expendedora.
Las patentes de corso fueron muy utilizadas en la Edad Media y en la Edad Moderna cuando las naciones no podían costearse marinas propias o no lo suficientemente grandes. De esta forma Francia e Inglaterra las utilizaron ampliamente y España hizo uso de ellas muy tardíamente y en pocas ocasiones. También fueron utilizadas por las naciones americanas durante las guerras de Independencia. Se abolieron en 1856 en el Tratado de Paris, que dio fin a la Guerra de Crimea.
 Una vez aclarados los conceptos, se puede observar claramente, que si a unos nos llaman piratas, los otros no son mejores. Eso sí, ellos están respaldados por la ley. Así funcionan las cosas.
Todo esto lo señalo a partir de este artículo  que he leido recientemente La Gran Mentira de la Ley Sinde. En una tabla se ve claramente la evolución del mercado cinematográfico en España desde 1999 hasta el 2010. Hay que echarle un ojo obligatoriamente, no tiene desperdicio. Así comprenderemos la pantomima de crisis que se ha creado alrededor del arte y la cultura, junto con la mentira con la que la Ley Sinde se ha escudado.

"la cultura no tiene dueño"
Saludos

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